No cabe duda que el movimiento es la llave para el aprendizaje durante la primera infancia. Está comprobado científicamente que los niños que inician su educación acuática entre 1 y 4 años de edad no solo reducen el riesgo de ahogamiento en un 88%, sino que además promueven su integración sensorial entre muchos otros beneficios:
Mejora el desarrollo físico.
Estudios recientes muestran que las clases con ejercicios para bebés y niños, ayudan a mejorar su desarrollo físico.
- Estudios desarrollados en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega, por el Dr. Hermundur Sigmundsson y sus colegas, encontraron que los bebés que practican la natación desarrollan mejor su balance, movilidad y técnica de agarre, en comparación con aquellos que no la practican.
- Estudios en el Centro Counsilman para la Ciencia de la Natación de la Universidad de Indiana, mostraron que los nadadores activos tienen una mayor densidad y conexión celular en el cerebelo, siendo ésta una ventaja con respecto al equilibrio, estabilidad postural y la locomoción.
- Zelazo y Weiss comentaron que los bebés nadadores de 16 a 20 meses demostraron tener avances considerables en los movimientos requeridos para girar 180° y alcanzar la pared (debajo del agua). Además, concluyeron que probablemente la flotabilidad ayuda con el desarrollo motor del bebé.
Mejora el desarrollo neurológico.
Los niños experimentan una gran estimulación del tacto en todo el cuerpo mientras nadan, logrando así una gran estimulación en su desarrollo neurológico.
- El agua tiene alrededor de 600 veces más resistencia que el aire. La experiencia táctil e interacción dentro del agua son muy importantes para el desarrollo neural.
- Los resultados del estudio realizado por la Dra. Ruth Rice revelaron que los bebés hicieron avances significativos en el desarrollo mental de la estimulación táctil en las vías nerviosas de la piel y las células nerviosas vestibulares.
- El Dr. Joel Stager del Departamento de Kinesiología de la Universidad de Indiana reportó que los nadadores activos tienen un leve declive en su capacidad de memoria y en la velocidad de conducción nerviosa (NVC, tiempo que toma el cerebro en decirle a los músculos qué hacer). En el estudio, los nadadores expertos de 80 años mostraron el mismo NCV que los de 50 años (no nadadores).
Acelera su desempeño académico.
Estudios realizados en Australia demuestran que los niños que tiene una participación temprana en clases de natación, pueden acelerar su desarrollo cognitivo.
- A principios del 2009, la Universidad de Griffith realizó el proyecto de investigación más grande de éste tipo, denominado “Los primeros años de natación”, el cual tuvo una duración de 4 años y contó con la participación de 45 escuelas de natación alrededor de Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
- Los resultados preliminares mostraron que los niños menores de 5 años que habían asistido a clases de natación, presentaban un mayor desarrollo físico y cognitivo, en comparación a aquellos que no tenían ninguna experiencia en clases de natación.
- Los resultados mostraron menores beneficios con respecto al desarrollo social y de lenguaje.
- En el 2011, investigadores en Melbourne reportaron que las clases de natación en edades tempranas tiene beneficios intelectuales y psicológicos.
- Científicos concluyeron que los niños a los que se les enseñó a nadar hasta los 5 años tienen un IQ más alto.
- Además, el estudio también mostró que moverse en aguas con mayor resistencia, fortalece los músculos más rápido que jugando en el piso, ya que al nadar se activa una mayor cantidad de músculos.
Incrementa la capacidad de memoria.
Estudios recientes han demostrado que la cantidad de movimientos y ejercicio que haga una persona afecta el tamaño y capacidad de memoria de su Hipocampo. El Hipocampo es la parte del cerebro primario encargada de la memoria y el aprendizaje.
- Draganski y Gaser observaron un incremento en el número de neuronas en el Hipocampo de aquellas personas que seguían algún tipo de programa de ejercicios.
- Art Kramer y sus colegas de la Universidad de Illinois y Pittsburgh descubrieron que “las personas en mejor forma tienen un Hipocampus más grande”. Igualmente, concluyen que tener más tejido en el Hipocampus equivale a una mayor capacidad en algunos tipos de memoria.
Fortalece la confianza social y emocional.
Estudios científicos demostraron que la participación en clases de natación ayuda a fortalecer
la confianza del niño.
- En un estudio realizado por el Dr. Liselott Diem y su colega, se reportó que aquellos niños de 2 meses a 4 años de edad que habían recibido clases de natación, estaban mejor adaptados a nuevas situaciones y tenían más confianza e independencia que aquellos que no habían recibido clases.
- Las clases de natación brindan una cantidad de oportunidades para compartir con otros niños y explorar nuevos movimientos juntos. A través de una estructura social, el niño aprenderá observando e imitando, aprendiendo además a turnarse, compartir y cooperar.
- “Ser parte de un grupo también ayuda al desarrollo social del niño”. Se sentirá especial, amado y desarrollará su sentido de pertenencia.
Expande la comunicación cerebral.
Un extraordinario estudio informa que el cerebro de un bebé se desarrolla a través de
movimientos de patrones bilaterales cruzados, como la natación, gatear y caminar.
- Mientras más movimientos cruzados se realicen, más fibras nerviosas se desarrollan en el cuerpo calloso del cerebro. El cuerpo calloso facilita la comunicación, la retroalimentación y la modulación desde un lado del cerebro hasta el otro.
- Los movimientos de patrones cruzados como los de la natación, activan los 2 hemisferios y los 4 lóbulos del cerebro simultáneamente, pudiendo resultar en aumento cognitivo y mayor facilidad de aprendizaje.
- Una buena comunicación en los hemisferios cerebrales conduce a la eficiencia general de los procesos cerebrales, mientras que la poca interacción reduce el desarrollo del lenguaje y el aprendizaje académico.