El contacto con el agua al salir del vientre materno es una experiencia agradable para la mayor parte de los bebés en los primeros meses de vida, sin embargo, en la mayoría de los casos la sensación contraria se debe al desagrado de la temperatura del agua, entre otras cosas .
El cuerpo humano generalmente tiene una temperatura que oscila entre los 36.5 y 37 grados Celsius y en estas temperaturas es que se llevan a cabo óptimamente las funciones de todo el cuerpo.
Al sumergir el cuerpo de un bebé en agua fría por debajo de 28 grados se desencadenan una serie de reacciones y mecanismos que se resumen en una circulación de sangre a una temperatura menor a la normal, la cual altera las funciones del organismo produciendo que se contraigan los vasos sanguíneos y en consecuencia lentamente el cuerpo disminuye sus funciones. Por ejemplo: disminución de la respiración, de los latidos del corazón y hasta desmayo.
Por el contrario cuando el cuerpo de un bebé se sumerge en temperaturas que oscilan entre los 38-40 grados Celsius por tiempo prolongado (más de 10 minutos) el cuerpo del bebé se calienta, haciendo que su temperatura aumente, alterando también las funciones de su cuerpo produciendo vasodilatación que puede ocasionar irritabilidad, un desmayo o deshidratación.
Por ello es importante que al sumergir el cuerpo del bebé en el agua tomemos en cuenta la temperatura, la cual si es adecuada será una experiencia segura, muy agradable y placentera tanto para la madre como para el bebé.
En Aquatics se toman todas la precauciones necesarias para que tu bebé y tú tengan un experiencia positiva, por eso las clases de Baby and Me se llevan a cabo en una piscina con una temperatura de 32ºC, lo recomendado por The Association of Pool and Spa Professionals.